La semana pasada una amiga cumplió 25 años, así que hicimos una cena en su honor. No le gustan los dulces (increíble pero cierto) excepto los croissants y las palmeras, e incluso eso no le gusta demasiado si tiene el típico almíbar que le ponen por encima en bastantes sitios. Como hace tiempo que quería intentar hacer croissants pensé que ésta sería la ocasión perfecta. Voy a ser sincera, salieron un poco secos y duros, pero decentes para ser la primera vez. Creo que la próxima vez tengo que dejar que suban más después de haberles dado la forma.
Croissants
Receta de la Escuela de Hostelería de Artxanda
- 1kg harina de fuerza
- 20g sal
- 100g azúcar blanco
- 50g levadura fresca prensada
- 600ml agua
- 1 huevo grande
- 600g mantequilla
Encima de una superficie limpia (como una encimera) tamizar la harina con la sal y el azúcar, formando un volcán. En el centro del volcán disolver la levadura con un poco de agua, después añadir el resto de agua. Añadir el huevo y mezclar la harina con las manos, cogiendo la harina de los lados exteriores del volcán y mezclando hacia el centro. Mezclar/amasar con las manos hasta obtener una masa blanda y húmeda.
Dejar que la mas doble su volumen, y después romperla un poco con las manos. Formar un rectángulo de unos 5cm de altura y añadir una capa de mantequilla en la mitad del rectángulo. Doblar la masa por la mitad, de manera que tengas un rectángulo la mitad del tamaño del inicial con dos capas de masa y una de mantequilla entre medias. Estirar con ayuda de un rodillo la masa, doblarlo en tres (pliegue sencillo) y volver a estirar. Repetir tres veces; la mantequilla debería desaparecer en la masa.
Estirar la masa hasta que esté fina y de un grosor homogéneo. Cortar en triángulos y darles forma a los croissants enrollando la base del triángulo hacia la punta, después doblando las dos puntas de los lados. Dejar que la masa que has formado doble en volumen una vez más y hornear en un horno precalentado a 220ºC. Antes de hornear se puede pincelar con un almíbar (mitad agua mitad azúcar). No abrir la puerta del horno mientras se hornean, si no se desinflarán. Hornear hasta que estén dorados.